Logística de bebidas con el Atego
Wirtschaft & Logistik
Para la empresa cervecera Farny, en la región alemana de Allgäu, los conductores como Franz Weber resultan imprescindibles. Al volante de su Atego, hace las veces de transportista, asesor espiritual, burro de carga, guía turístico y ministro de Asuntos Exteriores.
Para Franz Weber, esta región es «la Tierra Prometida». Su patria
chica. En el horizonte se alzan majestuosos los Alpes, cuyas cumbres
nevadas refulgen bajo el sol matinal. Los prados de sus suaves colinas
lucen en un verde exuberante, y entre sus pliegues se acurrucan las
aldeas de Allgäu, en Württemberg, Alemania. Sus paisajes parecen
salidos de una postal. «Volved a visitarnos», se lee en los letreros
de madera tallada a la salida de las poblaciones que atraviesa el
Atego. Y Franz Weber se lo toma al pie de la letra. Su trabajo
consiste en llevar cerveza a los sedientos de Allgäu, tanto las cajas
de surtido para un pequeño bar como los casi 8.000 litros que consumen
las grandes tabernas de Ravensburgo.
Desde hace doce años, este conductor de 51 años trabaja para la
cervecera de Edelweiß Farny en Kißlegg, cerca de Wangen. En Farny,
conducir la cerveza a su destino es mucho más que ser un simple
conductor de camión. Franz conoce muy bien a cada uno de sus clientes,
sabe cuándo se casa la hija o cuando cumple años el abuelo. Y eso que
Franz ha visto mundo. Pero se siente incapaz de abandonar su hogar:
«Viví siete años en EE.UU., pero la región de Allgäu me tiraba
demasiado, y regresé», cuenta este padre de cuatro hijos. En su pueblo
natal, Ratzenried, forma parte del grupo local de gaiteros, nos
confiesa, y se zambulle en una curiosa perorata sobre las faldas
escocesas, los cuadros de las telas y las veladas de ensayo de sus
«escoceses de Allgäu».
Desde el asiento del acompañante, durante su ruta diaria uno puede
descubrir en el simpático dialecto de la región no solo el campo de
fútbol en el que el futbolista alemán Karl-Heinz Riedle aprendió a
darle al balón, sino también las biografías de casi todas las personas
que se ven desde la carretera guiando a grupos de niños, trabajando en
el jardín o poniendo multas de aparcamiento. Franz los conoce a todos.
Y todos le conocen a él, y les encanta pararse a charlar un poco con
él. De vez en cuando, le toca hacer de asesor espiritual. Para la
cervecera Farny, Franz es el «ministro de Asuntos Exteriores»
perfecto, uno de los rostros humanos de su cerveza. Entre otras cosas,
han sido sus cordiales conductores los que desde 1833 han hecho de
Farny poco a poco el líder del mercado en cerveza de trigo para la
región del Lago de Constanza, Suabia superior y Allgäu occidental. En
Kißlegg se fabrican 13 cervezas diferentes: desde el «Maskulator
Doppelbock» hasta la «Alt Dürrener Weiße». El tipo «kristallweizen» es
la cerveza de trigo más popular de Farny. De hecho, esta variedad se
creó aquí en 1924. «Nuestra kristallweizen nos la piden incluso desde
Stuttgart», explica con orgullo Alexander Neugebauer, maestro
cervecero de Farny.
Los clientes de Farny no sirven cerveza solamente en los valles, sino
también en las montañas. Por eso, la próxima parada en la ruta de
Franz es Steibis, situado al pie del Hochgrat, una montaña de 1.833
metros de altura. Desde allí asciende a unos 1.500 metros de altitud,
hasta la taberna «Falkenhütte», operada por la propia Farny y dirigida
por la directiva senior de la empresa, Erika Schneider, junto con la
próxima generación, Baltes y Brigitte Stenzel. El Atego pasa junto a
los cañones de nieve para las pistas de esquí. «En invierno, toda la
zona está cubierta por una densa capa de nieve y no puede subir ningún
camión», cuenta Franz. Pero incluso ahora Franz tiene que emplearse a
fondo con su Atego para avanzar por el angosto camino que lleva hasta
la cabaña. Una estrecha ruta serpenteante. A tan solo unos centímetros
de la cuneta comienza un barranco de una profundidad escalofriante. Un
par de leñadores están sacando troncos del bosque con la ayuda de un
transporte móvil por cable. Aquí es donde el Atego tiene que demostrar
toda su maniobrabilidad y dinamismo. Cuando la superficie de carga va
llena, arrastra ocho toneladas de peso por este paso de montaña.
Y, desde luego, en lo alto de la carretera alpina «Falken Hädrich»
Franz llama la atención con su vehículo. Allá arriba, su Atego y él
están prácticamente solos, ya que otros vehículos tienen prohibido
tomar este camino. Tan solo unos cuantos excursionistas se aventuran a
llegar hasta aquí, y llegan sedientos a la cabaña. Sobre todo los
últimos metros tienen una pendiente extrema. Por fin ha llegado Franz
a su destino, donde Brigitte Stenzel ya le está esperando: «Mientras
no tenemos nieve, Franz y sus colegas son un auténtico tesoro para
nosotros, pues llevan la mercancía hasta el mismo almacén.» En
invierno, la cerveza Farny nos la traen en trineo a motor: «Entonces
nos toca cargar cada caja a nosotros mismos. Por eso, en otoño nos
dedicamos a acumular reservas», cuenta Stenzel mientras observa a
Franz descargando a mano las cajas y los barriles. En el puesto de
Franz no solo hay que saber conducir y representar a la empresa, sino
que también toca cargar. Forma parte del trabajo.
Pero hoy Franz no dispone de mucho tiempo para detenerse a charlar.
Tiene que continuar. En el valle hay otros locales que esperan
ansiosos la cerveza y las historias que les trae Franz. Ahora cambia a
una marcha corta. De nuevo pasea la mirada por las hermosas vistas
sobre el Lago Constanza, y se vuelve a poner en marcha para seguir
recorriendo su amada tierra.
Usted es maestro cervecero en Farny. Además de la elaboración de la cerveza, es responsable de la flota de camiones y del taller propio de la empresa. ¿No sería más eficiente externalizar el transporte?
Alexander Neugebauer (a la izquierda en la foto): En absoluto. A través de nuestros conductores mantenemos el contacto con nuestros clientes. Es algo fundamental para nosotros y, sin duda, es una de las razones por las que ninguna cervecera regional, como la nuestra, externalizaría su parque móvil.
¿Cuáles son los mayores retos a que se enfrenta una empresa cervecera?
Neugebauer: En Alemania se bebe cada vez menos
cerveza. O sea, que el pastel a repartir entre todas las cerveceras es
cada vez más pequeño. Una cervecera regional pequeña como la nuestra
tiene que reaccionar de manera inteligente ante esta tendencia. Por
este motivo elaboramos también ya desde hace años cervezas sin alcohol
y variedades light con menos alcohol; por ejemplo, hacemos la única
variedad light de kristalweizen de toda Alemania.
¿Es posible combinar la tecnología moderna con la elaboración artesanal en la fabricación de la cerveza?
Neugebauer: La filosofía de Farny consiste en ofrecer
al cliente el mejor resultado posible, sirviéndonos de la tecnología
moderna y los conocimientos tradicionales. Este principio lo aplicamos
tanto a la maquinaria de la cervecería, que en 2008 renovamos por
completo en acero inoxidable, como al parque móvil: nuestros 22
vehículos son todos de Mercedes-Benz. Entre ellos hay desde un Atego o
un Axor hasta un Actros.
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